Todos los años me gusta empezar con este mantra: “Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes”. Es una frase del director y guionista George Lucas.
Nuestro cerebro no prevé ninguna recompensa en conseguir algo que esté muy lejos. Es decir, si sé que lo voy a lograr con poco esfuerzo, lo hago, si no, ni me muevo.
Por eso no nos movemos con los propósitos, aunque nos encantaría ver a nuestro yo del futuro, delgado y fuerte, y hablando otro idioma fluidamente, nosomos capaces de acercarlo.
Pero si cambiamos la palabra propósito por determinación, podemos aterrizarlo en lo cotidiano. Es un simple "yo puedo".
Esa íntima decisión es la que pone en marcha el circuito dopaminérgico, el de la recompensa, el que repite las conductas que proporcionan placer.
Según la investigadora Loretta Breuning, la dopamina se segrega cuando hay una expectativa de éxito inminente.
Si tengo la determinación de comer menos, inmediatamente el cerebro me recompensa con dopamina cuando hoy me sirvo una porción más pequeña. Si quiero estar en forma, hoy salgo a correr cinco minutos. O aprendo trespalabras en inglés. Llámalo si quieres miniacciones o micropasos.
Y ya está. Y mañana, gracias a la recompensa química y a mi determinación, repetiré.
El circuito de la dopamina es muy adictivo. Nos habituamos muy rápidamente a la dosis diaria, así que hoy decido otra acción muy fácil: me serviré otra cantidad reducida de alimento, saldré a correr siete minutos o aprendo seis palabras en inglés.
Es la seguridad en la expectativa de éxito la que nos pone realmente en marcha. Al final, la constancia en acciones mínimas es el único camino a la consecución de grandes objetivos.
El problema radica en si sólo nos decimos que lo vamos a intentar. Siempre puede pasar algo que lo impida; puede llover, puede que esté muy cansado o que tenga mucho trabajo, o simplemente que no me apetece. "Si yo lo intenté" 😛
Intentar es una palabra tramposa que nos permite abandonar. Evitemos esta palabra todo lo posible. En lugar de "voy a intentar dejar de fumar", nos decimos "voy a dejar de fumar".
Otro aspecto muy humano en la consecución de logros, es que el progreso se da en forma de curva que puede desanimarnos. Nunca es una línea recta ascendente.
Porque el aprendizaje, la pérdida de peso o ganar fuerza, son procesos acumulativos.
Puede que durante semanas o meses, no veamos el resultado que esperamos; parece que el esfuerzo diario no funciona y aparece el “abismo de la desilusión” del que habla James Clear.
Pero es justo ahí donde debemos cambiar el análisis: estamos completamente equivocados.
El éxito en lo humano no es esa línea recta ascendente que hemos imaginado, es una curva en la que parece que no pasa nada hasta que de repente, pasa. De repente nos cabe el vaquero, de repente hemos hecho una carrera de 10kms y de repente entendemos un podcast en inglés.
Y si persistimoscon determinación, pasará más y mejor y veremos materializarse el objetivo.
Para decidir tus “determinaciones de año nuevo”, te propongo "fabricar una pausa de serenidad"
- Coloca los “Hombros Lejos de las Orejas”,
- Inhala ampliamente y exhala lentamente
- Evoca un momento feliz.
"Fabrica una pausa de serenidad", usa tu cuerpo como el mejor aliado de la mente.:-)
Obtendrás la calma para preguntarte “Para qué quiero empezar?”
Y cuando creas que no estás progresando en tu propósito, haz también una “pausa de serenidad” y piensa en una pequeña acción factible y que te haga sentir bien hoy.
(En mi caso, me lo aplico para escribir mi libro sobre el poder de hacer una pausa de serenidad. Cada día escribir 150 palabras.):-)
Si crees que puedo ayudarte a reducir os niveles de estrés en tu organización, escríbeme a maite@todoyoga.com o llámame al 629196994
Gracias!
Maite,
todoyoga.com