Black Friday. Puro estrés.

Black Friday. Puro estrés.

No hay lógica en los descuentos.

El marketing del Black Friday se basa en dos aspectos que ya de por sí activan la respuesta de estrés: la oportunidad y la escasez.

Si nos pensamos un momento como mamíferos programados para sobrevivir, perder la oportunidad de obtener algo necesario que mañana puede no estar, es una amenaza para nuestra supervivencia.

La escasez también; si sólo quedan tres (huevos) y no conseguimos uno, otros me lo quitarán y puede ser fatal.

Cuando recibimos información del Black Friday, los vendedores saben que odiamos perder.

Ante una elección, disponemos de dos sistemas de respuesta.

Una rápida, primaria, relacionada con las áreas del cerebro primitivo, el de la supervivencia, que decide con la información disponible, aunque sea poca y de mala calidad.

Otra lenta que se produce en el córtex prefrontal dónde se manifiesta el pensamiento complejo y la reflexión.

Es importante saber que tenemos un sesgo, una especie de prejuicio programado, que nos hace sentir pavor a perder.

Su descubridor, el psicólogo y premio nobel de economía Daniel Kahnemann lo llamó “sesgo de aversión a la pérdida”.

Pero es que la perspectiva de ganar, activa el circuito de recompensa que es también parte del cerebro primitivo.

Por lo que este sesgo de miedo a la pérdida y su compensación de ganancia, activan los núcleos primarios, apagando la función intelectual.

Con lo que, si no hacemos un esfuerzo, la evaluación de la compra que nos proponen se moverá únicamente en el cerebro primario, por el miedo a perder y por la satisfacción de ganar.

Para evaluar una compra, el cerebro traslada el valor de un producto a si merece la pena por su valor económico, no tanto a si lo quiero, lo necesito o me gusta.

Por eso en Black Friday nos dan los precios lo primero. El anterior y la oferta de ahora mismo. Y nos empujan a comprar ahora o nunca y sólo quedan dos en stock.

Como ya hemos visto que compramos por impulso, sin reflexionar realmente, después podemos sentirnos descontentos con nuestra decisión de compra.

Para evitar ese sentimiento, te propongo hacer una pausa. Antes de validar la compra on line o pasar la tarjeta, comprueba si tu cerebro está pensando de verdad o sólo evaluando el valor económico.

Cuando te enfrentes a un gran descuento, haz una pausa de serenidad. y pregúntate esto:

¿Seguiré queriendo tener este objeto mañana, o es sólo el precio lo que me hizo decidirme, aunque no lo quiera, ni lo necesite?

Aunque no nos guste mucho, la ansiedad es lo normal y aprender la calma cuesta un poquito.

Te invito a aprender a "fabricar una pausa de serenidad". Te va a servir para pasar el Black Friday con satisfacción, a manejar las reuniones familiares, los momentos de tensión en el trabajo, conversaciones difíciles y a conciliar el sueño.

Solo hasta el lunes 2 de diciembre a precio especial. Link en comentario 😁

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