Este verano tenía un reto deportivo que en realidad era personal. Quería terminar el triatlón "Desafío Islas Cíes" que tuvo lugar el pasado domingo 18 de septiembre en Vigo.
Desde que me inscribí en febrero, todo el deporte que he practicado era con vistas a completar esta prueba que llaman "half", o sea, "medio" Ironman, y que consta de 1´9 kms nadando en el mar, 90 kms en bici de carretera y 21 kms corriendo.
La natación no me preocupaba. Hago tiempos buenos y no me fatigo.
La carrera tampoco era un problema, aunque empecé a correr hace sólo tres años he terminado tres medias en menos de dos horas. Siempre sin agujetas gracias a la práctica de yoga.
Pero la bici...empecé este mismo verano. Le puse cubiertas de carretera a mi "gravel" y a rodar! Para poder practicar dos o tres horas salía hacia las 6:15-6:30.
A finales de julio conocí a un grupo de chicas ciclistas y me apunté a salidas con ellas. Estaban tan fuertes que me sentí más "paquete" que nunca, pero gracias a eso mejoré sin parar tratando de alcanzarlas y de estar al menos tan fuerte como ellas.
Subí las cuestas más empinadas, me descargué rutas de "macho alfa" que hacía sola para probarme, y fui mejorando hasta subir la media de velocidad casi 10 kms/h.
A cuatro días de la prueba, me resbalé en la rampa de bajada al mar y me hice un corte bastante feo en el pie.
¡¡¡Noooooo!!! ¡¡¡No puede ser!!! ¡¡¡No voy a poder correr!!! El médico del centro de salud me prescribió no competir. Era una herida muy irregular, no me pusieron puntos, pero sí varias tiras de aproximación.
Sí me presenté. Compré todo tipo de esparadrapos plásticos, vendajes e inventos para que en la natación, el agua no llegara al corte y no se llevara el vendaje. Bien. Funcionó.
Usé quince!!! minutos del tiempo de transición, (que cuenta en el tiempo final), para deshacer el invento, hacer una cura y ponerme otro tipo de gasa secante para la bici.
Genial, en tres horas y media no me dolió, media aceptable para una novata, peeerooo, la herida estaba fatal, abierta, sin tiras, y reblandecida.
Traté de recomponerla, otra vez las curas en tiempo de transición, otros miles de minutos, el juez diciéndome que tenía sólo cinco minutos más. En la foto la bolsita marrón es la de la farmacia.
Me hice un apaño nuevo y salí a correr. Me sentía fuerte. Aparte del entrenamiento, uso las técnicas de yoga en todas las disciplinas, y el cuerpo, la respiración y la mente son mis aliados estratégicos.
En tres kilómetros, aunque llevaba buen ritmo, me di cuenta de que estaba rectificando la pisada para evitar el dolor, y que ya la cadera me estaba avisando de la compensación. Y eso es el principio de una lesión más grave y difícil de solucionar.
A pesar de la tremenda ilusión y de la motivación, paré mi cabeza haciendo una "pausa de serenidad", me pregunté en calma qué quería hacer, y me retiré.
¡Hasta la próxima! 🙂