La calidad no ocurre por azar.
"La calidad es siempre el resultado de un esfuerzo de la inteligencia".
En esta frase, John Ruskin, sociólogo y crítico de arte del s. XIX, resume el proceso de conseguir algo sobresaliente.
La RAE define calidad como superioridad o excelencia. Es una cualidad que posiciona por encima de los pares
.
En otra acepción, calidad es la adecuación de un producto o servicio a las características especificadas.
Por tanto, crear o producir con calidad requiere pensar, darle una vuelta o varias al concepto primario, redefinir, procesar, probar.
Como nuestros trabajos son intelectuales, se nos exige tomar decisiones adecuadas y acertadas, en definitiva, decisiones de calidad. Es la única manera de conseguir resultados excelentes.
Pero estamos estresados, y el estrés bloquea la mente. Nos impide pensar.
Quiero recordaros que el estrés es una respuesta atávica, automática e inconsciente, cuando el cerebro percibe un peligro. Se libera la hormona cortisol que es también un potente neurotransmisor, para poner el cuerpo y la mente en máxima alerta y salir corriendo o luchar.
Parece obvio que no podemos tomar decisiones de calidad en este estado físico y mental
Además, estresados, no podemos acceder a la memoria antigua, es decir, a todo nuestro conocimiento, a todos nuestros recursos intelectuales. La experiencia, la relación entre ideas y entre las diferentes áreas del cerebro están desactivadas.
Tomamos decisiones con los pocos datos de la memoria de trabajo. Una pena y una gran pérdida en términos de inteligencia y de calidad.
Para recuperar la calma y la concentración, propongo "fabricar una pausa de serenidad." Con las tres herramientas que todos tenemos de serie: el cuerpo, la respiración y la mente. Tres acciones directas sobre los síntomas físicos del estrés que todos podemos notar. Como los vemos, los podemos neutralizar.
Empieza colocando los "hombros lejos de las orejas." Verás que algo cambia en tu actitud cuando relajas la tensión del cuello. 😊
La calidad es serenidad.