La fiesta en paz

Quisiéramos que estos días fueran pura alegría en familia y con amigos, alrededor de una mesa perfecta.

Pero las Navidades son una enorme fuente de estrés, y es el periodo del año donde se produce el máximo pico de infartos.

Recordemos que el estrés pone nuestro cuerpo en modo huida (me quiero ir), o lucha (te quiero matar), y a la mente la coloca en modo irracional.

Os menciono diez factores que producen estrés en estas fechas:

  • 1. Tenemos un calendario social tremendo que nos cuesta cumplir, o por el contrario nos sentimos muy solos. La soledad es uno de los factores que más angustia provoca.
  • 2. La alteración del calendario laboral. Los festivos distorsionan los flujos de trabajo. En España durante casi dos semanas, clientes y proveedores trabajan a medio gas. Nos sentimos inquietos al no poder hacer nada sino esperar a “después de las fiestas”.
  • 3. El recuerdo de las personas que no están ya. No tenemos el ánimo para celebrar nada, pero nos vemos obligados a participar de una alegría que no sentimos.
  • 4. Pasar tiempo con lafamilia no es fácil. Además se producen algunos efectos curiosos: Si volvemos a la casa de nuestros padres, padecemos una especie de regresión.Se instalan los roles antiguos con padres y hermanos. De repente los personajes que ya no somos, gobiernan nuestro comportamiento, y crean conflicto con quienes somos ahora
  • 5. Podemos sentirnos obligados a convivir con familiares o amigos que nos irritan. Que encienden la polémica con reproches, comentarios irónicos, ataques a ideas sociales, generacionales o políticas.
  • 6. Tensión financiera. Podemos sentir que hemos gastado demasiado, o que no tenemos suficientedinero para gastar en comidas y cenas, ni para hacer los regalos que nos gustaría
  • 7. Curiosamente las luces navideñas nos estresan y mucho. Nuestro cerebro sufre en ambientes oscuros con luces brillantes y más si son intermitentes.
  • 8. El sesgo de optimismo y planificación de nuestro cerebro, que nos la juega. Preparar la ensalada es más de “un momento”, atravesar la ciudad es mucho más difícil de lo acostumbrado. Las cosas no salen cuando y como queremos.
  • 9. La expectativa de perfección. La realidad es desordenada y caótica y se empeña en que lleguemos tarde, que se enfríe la cena y que los niños griten.
  • 10. Para gestionar esta tensión, solemos beber alcohol de más y comer de más. Esto sólo nos hace sentir peor y más proclives al conflicto.

2.- La respiración agitada desaparece inhalando ampliamente por la nariz, y exhalando lentamente por la boca como suspirando.

3.- El modo reactivo e irracional de la mente, lo desactivamos cambiando al modo “yo controlo”, simplemente evocando un recuerdo feliz y sintiendo las buenas sensaciones que te produce.

Al entrar en la memoria, entramos en modo consciente.

"Fabrica una pausa de serenidad", usa tu cuerpo como el mejor aliado de la mente. 🙂

Así, en lugar de contestar de mala manera, o levantarte de la mesa con violencia, o cualquier otra acción de la que luego puedas arrepentirte, tienes la opción de fabricarte una pausa de serenidad y elegir tener paz en lugar de tener razón.

(Yo recuerdo contestar siempre a una persona muy conflictiva: “Puede que tengas razón”)


Si quieres tener la fiesta en paz, te propongo fabricar una pausa de serenidad.

Son sólo tres gestos simultáneos sobre los síntomas físicos de estrés, para neutralizarlos y mantener la calma:

1.- Los hombros elevados por la tensión se neutralizan simplemente colocando los “Hombros Lejos de las Orejas”.

2.- La respiración agitada desaparece inhalando ampliamente por la nariz, y exhalando lentamente por la boca como suspirando.

3.- El modo reactivo e irracional de la mente, lo desactivamos cambiando al modo “yo controlo”, simplemente evocando un recuerdo feliz y sintiendo las buenas sensaciones que te produce.

Al entrar en la memoria, entramos en modo consciente.

"Fabrica una pausa de serenidad", usa tu cuerpo como el mejor aliado de la mente. 🙂

Así, en lugar de contestar de mala manera, o levantarte de la mesa con violencia, o cualquier otra acción de la que luego puedas arrepentirte, tienes la opción de fabricarte una pausa de serenidad y elegir tener paz en lugar de tener razón.

(Yo recuerdo contestar siempre a una persona muy conflictiva: “Puede que tengas razón”)


Cuando  notes que tus hombros se elevan, que tu respiración se entrecorta, y que preferirías irte a quedarte, haz una “pausa de serenidad” y obtén la calma para disfrutar de las personas que te importan.

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